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Es un hecho. Cuando existe resistencia a la insulina, será más complejo bajar de peso.
Esto ocurre porque la insulina, una hormona producida en el páncreas, regula el nivel de azúcar que se digiere en el tracto digestivo. Cuando hace este proceso, transforma ese azúcar en energía, en general, en forma de grasa. Así mantiene la glucemia baja.
Lo ideal es que esté a menos de 100 miligramos por decilitro. Cuando conocí a mi paciente Tania le aconsejé reducir la ingesta de hidratos de carbono a una cantidad mínima.
En una persona normal, con un peso de 70 o 75 kilos, hay 4 gramos de glucosa circulando en sangre. Esto lo revela un estudio publicado en PubMed. Sin embargo, se sabe que una persona promedio en países desarrollados ingiere 124 gramos de azúcar por día. Mucho más de lo recomendado.
Por eso, aun cuando comía mejor que una persona promedio, Tania estaba teniendo problemas para llegar a su peso deseado. Su resistencia a la insulina le impedía rebajar, así que le di algunas recomendaciones que te contaré más adelante.